La travesía requería iniciarse a las 7 de la mañana para aprovechar la marea. Así que, una vez pertrechado el barco con los víveres necesarios, agua y gasoil suficiente, iniciamos el descenso del rio a medio gas, disfrutando de la mañana.
A las 3 de la tarde, estabamos en Sanlucar de Barrameda y, como el canal que da acceso al mar (La Barra), estaba movidita pero no peligrosa, decidimos continuar el trayecto hacia la boya de Salmedina y allí sabriamos la verdadera dimensión del viento que nos entraba por poniente.
Llegados a Salmedina, aunque el poniente era fuerte y el parte que nos pasó el Puerto de Chipiona indicaba marejada, decidimos que podíamos iniciar la travesía pues el poniente nos llevaba de empopada y no había mayor problema.
A las 6 de la tarde ya estabamos a refugio en la playa "el rompidillo" de Rota, donde nos dimos un buen baño con el barco fondeado a pocos metros de la entrada al puerto.
Aproveché para hacer turismo, dando paseos a pié por la playa de la Costilla y por el pueblo.
Algo de gastronomía del lugar, lo típico pescado fresco que compraba cada mañana en la lonja del puerto pesquero y tomates roteños que tambien son famosos.
El regreso sin complicaciones, con una barra algo mas movida y olas de popa algo molestas, pero muy divertido, todo el tiempo navegando a vela a una medía de 7 nudos, incluso subiendo el rio a vela.
